jueves, 2 de junio de 2011

"Ponga atención...": obedezco pero no me mande

Los movimientos de la política tienen muchos bemoles, al suprimir estos matices, al encerrarse en una estrategia, la forma natural que adopta la organización es el Partido, con sus eficiencias y jerarquías, con sus aberraciones y sus potencias.

De tal manera, cuando se pierde el afán de "centralizar compañero", la confluencia de diversas iniciativas abren el espectro de la atención. Cuando una de estas iniciativas reclama para si toda la atención -el tropel por ejemplo- las otras dinámicas giran su sentido -cuando se arreglan las citas en otro espacio-, se abstienen -evacuación-, se involucran -como espectadores o partícipes-, se resisten -la parada de los llamados movimiento blanco-. En el caso concreto del tropel las estadísticas espontáneas muestran que la gran mayoría se abstiene, que muchas iniciativas académicas se reubican -incluso con antelación- o reprograman -con los consabidos costos-, que uno pocos se involucran y 10 o 15 personas se resisten activamente.

"Ponga atención", es un llamado que hace rato dejó de ser un imperativo siquiera hogareño, la escuela no lo usa con sus esfuerzos dirigidos a la seducción. Los medios masivos hacen otro tanto. Obligar la atención queda como un testimonio histórico de una situación, mientras la situación sigue su curso.

En un contexto así focalizar la atención del colectivo de manera continuada, hasta el punto que esta atención se exprese en una acción trascendente -digamos, la constitución por ejemplo-, es un proceso sutil, lento, irregular y hasta caótico al principio, pero con la deriva de los acontecimientos va encarnando una fuerza que dispone órdenes, focos, sentencias y horizontes.

Y en un camino así, la paciencia y la persistencia son las baluartes de quien lo recorre. Cuesta ser ciudadano decía José Saramago. Cuesta dejar la comodidad de lo cotidiano.




No hay comentarios:

Publicar un comentario